Josie Crouch, estudiante de MS Animal Science.
Kacie McCarthy, especialista en vacas y terneros, Universidad de Nebraska-Lincoln.
Travis Mulliniks, nutricionista de ganado vacuno, Universidad de Nebraska-Lincoln.
Traducido por Pablo Loza, especialista en Feedlots, Universidad de Nebraska-Lincoln.

Las condiciones de sequía en esta última temporada de crecimiento, el suministro limitado de heno y un invierno húmedo han sido muy desafiantes para los productores de carne. Esto creó una situación en la que muchas vacas en este punto están más flacas de lo normal. Además, esto combinado con heno de menor calidad, con el potencial de tener un rebrotes tardíos de los pastizales y un retraso en poder enviar los animales a pastoreo de los campos. Con eso en mente, tenemos que pensar en cómo aumentar la energía en la dieta para cumplir con los requisitos de lactancia mientras las vacas ganan condición corporal y lo hacemos más allá de nuestro tradicional uso de pastizales.

La puntuación de la condición corporal (CC) es una herramienta de gestión eficaz para estimar las reservas de energía de una vaca. Si se monitorea varias veces a lo largo del año de producción, CC es un buen indicador de la dirección del cambio de peso corporal. La condición corporal de las vacas de carne en el momento del parto tiene un impacto en su reproducción posterior; sin embargo, la dirección del aumento de peso corporal puede ser igual de importante (Tabla 1). Las recomendaciones tradicionales sugieren que las vacas deben ser manejadas nutricionalmente en un CC 5 o más en la cría para un rendimiento reproductivo óptimo. Sin embargo, la respuesta no es absoluta; algunas vacas son capaces de reproducirse en CC menores de 5.

Aunque la CC al parto puede influir en la reproducción y el rendimiento de las vacas, no significa que las vacas delgadas siempre resultarán en una disminución del rendimiento reproductivo. Un gran impacto en la reproducción es la dirección y la magnitud del cambio de peso corporal después del parto y a través del periodo de servicios. Houghton et al. (1990) mostraron que las vacas delgadas que ganaban condición aumentaban su probabilidad de quedar preñadas; sin embargo, las vacas encarnadas (gordas) que perdieron la condición corporal mejoraron la tasa de preñez (Tabla 1). Los efectos de la mala condición corporal (menos de 4) pueden superarse mejorando la nutrición. El objetivo es acortar el período de pérdida de peso mediante un mayor suministro de nutrientes para que se pueda iniciar una ganancia positiva y las vacas puedan comenzar a pedalear.

Debido a las demandas nutricionales de la lactancia, puede ser difícil lograr que las vacas aumenten de peso corporal económicamente después del parto. Esto se debe realmente a que los requerimientos de nutrientes son mayores hasta aproximadamente el día 60 después del parto, que también coincide con el inicio de los servicios. Una vaca lactante en el pico de lactancia tiene una demanda de energía de 15 a 16 libras (6.80 a 7.2 Kg) de TDN por día, dependiendo del nivel de producción de leche.

Entonces, ¿qué hacemos si tenemos vacas flacas? Se requerirá energía adicional para restaurar su condición corporal a un nivel moderado. El problema con este esquema de manejo es que las demandas de nutrientes en este momento son altas y la nutrición adicional suministrada puede usarse para aumentar la producción de leche en lugar del aumento de peso corporal.

¿Qué opciones tenemos para estirar el suministro de forraje o heno?

Control de desperdicios de heno:

Controlar o minimizar el desperdicio de alimento es esencial para estirar los recursos de heno. Con cualquier alimento o método de alimentación, siempre tenemos perdidas asociadas con los desperdicios. Comprender la cantidad de desperdicio que se produce es esencial para satisfacer las necesidades de nutrientes del ganado. El método y la cantidad de heno que se alimenta pueden tener perdidas de alimento superiores al 25%. Algunos estudios han demostrado hasta un 39% de desperdicio de heno segunel método de alimentación. Los desechos de heno están muy influenciados por el diseño del alimentador de heno que se utiliza para alimentar ad libitum a las vacas de carne. Los comederos de aros con base de chapa y los comederos con reja y fondo generalmente tienen porcentajes de desperdicio más bajos de 5 a 10%.

Si está alimentando heno a través de un procesador o sacando fardos, es importante alimentar solo lo suficiente para que las vacas puedan comer todo lo que necesitan por un día y no sobrealimentar. La sobrealimentación puede conducir a un aumento de los desechos debido a que las vacas orinan y defecan en el exceso de heno.

Un método para controlar los desechos es controlar el acceso a los alimentadores de heno. Segregar el área de alimentación y solo permitir que el ganado acceda al heno de 3 a 12 horas al día. Limitar la alimentación o restringir el acceso al heno puede reducir el consumo y el desperdicio en ~ 20%. Sin embargo, es importante conocer la calidad del heno y tener comederos adecuados / rollos o fardos disponibles para que las vacas tengan igual acceso al heno durante los tiempos de alimentación.
En situaciones en las que el heno se alimenta de forma limitada para estirar los recursos forrajeros, el comportamiento de pastoreo y la ingesta general de pastoreo pueden disminuir debido a que las vacas esperan que se entregue heno. Si las vacas ya están delgadas, esto puede causar una disminución general en la ingesta de energía. Alimentar con la misma calidad de heno, pero con poca frecuencia, puede ayudar a disminuir la posibilidad de que las vacas esperen en la puerta para que llegue el heno.

Opciones complementarias:

La utilización de un ionóforo para ganado en pastoreo y que consume heno puede aumentar el valor energético de la dieta general y reducir la necesidad de heno. Investigaciones han demostrado que la ingesta de heno se puede reducir en aproximadamente un 10% con la adición de Monensina en la dieta. Además, estudios han demostrado que la Monensina mejora el aumento de peso corporal y CC.

La alimentación con un suplemento a base de almidón (es decir, maíz) puede sustituir la ingesta de heno. Por ejemplo, 3 libras (aprox. 1,5 Kg) de maíz pueden disminuir la ingesta de heno en 3 libras (aprox. 1,5 Kg). Los suplementos energéticos a base de almidón tendrían que alimentarse todos los días, y para minimizar el desperdicio, deberían alimentarse en un comedero. Si se utilizan suplementos de maíz o a base de maíz, entonces se necesitaría la suplementación con proteínas para satisfacer los requisitos proteicos. Se ha demostrado que el impacto de la alimentación de maíz en la ingesta de forraje y la digestibilidad depende del nivel de proteína en la dieta. En estudios de digestión, el aumento de energía en dietas que contienen bajos niveles de proteína ha disminuido la ingesta y digestibilidad de forraje de baja calidad; sin embargo, con mayores niveles de proteína suplementaria, el aumento de la energía generalmente tiene poco efecto sobre la ingesta o la digestibilidad del forraje de baja calidad.

Otras consideraciones de gestión:

1. Si es posible, clasifique y maneje las vacas por grupos CC (es decir, delgadas versus encarnadas). Esto le permitirá ser más estratégico en el suministro de alimentos de alta calidad a las vacas delgadas, sin alimentar en exceso a las vacas encarnadas.
2. Utilizar tecnologías reproductivas. Incluso si no se utiliza la inseminación artificial, la sincronización del estro puede ayudar a aumentar el número de vacas delgadas para ciclando más temprano en la temporada de servicios. Consulte un artículo anterior de BeefWatch para obtener más información sobre cómo adelantar a las vacas en la temporada de reproducción.

Las entrevistas con los autores de los artículos del boletín BeefWatch están disponibles durante todo el mes de publicación y están disponibles en https://go.unl.edu/podcast.